Abraham Maslow (1908-1970), fue un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista, una corriente psicológica que postula la existencia de una serie de procesos continuos de búsqueda de auto actualización y autorrealización. El desarrollo teórico más conocido de Maslow es la pirámide de las necesidades, modelo que plantea una jerarquía de las necesidades humanas, en la que la satisfacción de las necesidades más básicas o subordinadas da lugar a la generación sucesiva de necesidades más altas o superordinarias.
La escala de las necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit o supervivencia» (déficit needs o D-needs); al nivel superior se le denomina «crecimiento o autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser» (being needs o B-needs).
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide.
Dentro de las necesidades básicas tenemos la de respirar, alimentarse, salud, empleo, propiedad privada.
Asimismo, una vez superadas las necesidades de nivel básico, tenemos las de nivel superior, las cuales son: la autorrealización, la confianza, el respeto y el éxito.
En nuestro país, desde el 2000 al 2010, el crecimiento económico ha sido de 6% en promedio del PBI, nuestras reservas internacionales se estiman más de 46 mil millones de dólares, cálculos de inflación menor a 3% para el 2011, considerados en el ranking Doing Bussines como el mejor país para invertir en Sudamérica. Es decir, irradiamos éxito, confianza y respeto hacia los ojos del mundo.
Paralelamente, nuestro querido Perú tiene un nivel de pobreza que está en torno al 33%, la desnutrición infantil en 18.3%, el 40% de la población no tiene acceso a ningún tipo de seguro de salud, el 48% de la Población Económicamente Activa (PEA) se encuentra sub empleada y el 33% de las viviendas en el Perú no cuentan con agua potable, energía ni servicios básicos.
Volviendo a la pirámide de Maslow, vemos que tenemos un país totalmente dispar, donde el crecimiento o autorrealización se da en los sectores productivos y en términos macroeconómicos, mientras que el descuido del ámbito social no permite que el ciudadano común salga de su fase de supervivencia, al no contar con las necesidades básicas satisfechas para empezar a realizarse como persona y ciudadano.
Aquí es donde el Estado debe de intervenir, como no lo ha hecho en los últimos diez años de “crecimiento sostenido del país”. Las políticas y planes de la “Inclusión Social” , caballito de batalla de Gana Perú y sobre la cual edificó su victoria en las urnas con el apoyo masivo del electorado, debe ser no sólo una buena idea, también debe de ir acompañada de planes concretos, con tiempos y objetivos medibles, revisables, capacidad técnica y conocimiento de cada sector.
Si hemos sido capaces de administrar exitosamente utilizando el talento y conocimiento para levantar económicamente este país, es deber de la nueva Administración, bajo la dirección del Presidente Ollanta Humala, de convocar a las personas idóneas y técnicamente mejor calificadas para llevar adelante los programas de inclusión social, así como dedicar los recursos necesarios para que estos programas funcionen.
El Gobierno ha empezado a dar buenos pasos en ese sentido, como la designación del ministro de Economía o la elaboración de presupuestos por resultados, pero falta ampliar ese criterio de acción y sobre todo perseverar en el tiempo para no caer en populismos que a la larga perjudican al ciudadano común.
Recordemos que la pirámide de Maslow es una secuencia de pasos lógicos, los cuales llevan al éxito y la autorrealización a partir del crecimiento de las personas. Generemos el cubrir nuestras necesidades básicas como país, inherentes a nuestra condición humana y plasmada en nuestra Constitución y, a partir de ello, llevar al Perú a ser una patria de todos, donde el crecimiento, la autorrealización y el sentirse exitoso nos haga ser un país de primer mundo. Se puede.